Las personas de cristal: ¿mito o realidad?

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En el transcurso de la historia, hemos visto cómo se han etiquetado a las diferentes generaciones de jóvenes con adjetivos que suelen tener en común aspectos relacionados con la incertidumbre, el descontento o la incomprensión de sus mayores. Desde la generación del baby boom hasta la generación Z, cada grupo ha sido objeto de análisis y críticas por parte de la sociedad.

En este contexto, ha surgido un nuevo término para describir a la generación actual de jóvenes: las personas de cristal. Según la filósofa Montserrat Nebrera, quienes pertenecen a esta generación, que abarca desde los 15 hasta los 29 años, se caracterizan por su fragilidad emocional y vulnerabilidad existencial, atribuidas en gran medida a la sobreprotección parental. Sin embargo, esta definición ha generado controversia y ha sido objeto de debate.

¿Por qué se les llama personas de cristal ?

La denominación de personas de cristal se basa en la idea de que los jóvenes de esta generación son emocionalmente frágiles y vulnerables. Según Nebrera, su primera causa de muerte no natural es el suicidio, lo que refuerza la idea de su debilidad emocional. Sin embargo, también se destaca su capacidad para recibir y procesar estímulos, lo que les otorga una transparencia emocional impresionante.

Por otro lado, el psicólogo Luis de la Herrán plantea que más que hablar de una generación de cristal, deberíamos referirnos a las personas adultas que cuidan de ellos como una generación de manos de algodón, ya que intentan evitar sentimientos de frustración y aburrimiento, lo cual considera un error. Según Herrán, si acostumbramos a los adolescentes a cierta frustración y aburrimiento, estaríamos fortaleciéndolos.

La visión de los jóvenes

Para comprender mejor la percepción de los jóvenes sobre esta denominación, la Fundación SM realizó un estudio en el que participaron jóvenes españoles, mexicanos, brasileños y chilenos. Los resultados mostraron que un 66% de los encuestados consideraba que el término personas de cristal se utiliza injustamente para criticarlos. También se encontró que un 74% de los jóvenes siente que las personas adultas los acusan de falta de esfuerzo en diferentes áreas de sus vidas.

Es importante destacar que estos resultados reflejan la opinión de los jóvenes y su percepción de cómo son etiquetados y juzgados por la sociedad. Muchos de ellos consideran que la denominación de personas de cristal es peyorativa y que se enfoca más en las consecuencias de sus acciones que en las causas subyacentes.

¿Diferencias o similitudes con generaciones anteriores?

Si bien la generación de cristal ha sido objeto de debate y análisis, es importante reconocer que todas las generaciones han impugnado los modelos establecidos en su momento. La investigadora Ariana Pérez Coutado destaca que este grupo de jóvenes, nacidos después del año 2000, se resiste a aceptar las condiciones laborales precarias de sus mayores y cuestiona si esa es la forma ideal de enfrentarse al mercado laboral por primera vez.

Además, se ha observado un cambio en la mentalidad de los jóvenes en aspectos como la conciencia medioambiental, la igualdad de género y la salud mental. Estos temas han cobrado mayor relevancia para la generación de cristal, que busca generar un impacto positivo en la sociedad y lucha por un entorno más justo y equitativo.

Tener en cuenta que esta generación ha crecido en un contexto marcado por lo digital y la pandemia, lo cual ha influido en su forma de pensar y actuar. El confinamiento y las restricciones impuestas han generado un desgaste físico y emocional en muchos jóvenes, afectando su desarrollo y experiencias vitales.

En definitiva, la denominación de personas de cristal ha generado controversia y opiniones encontradas. Si bien algunos consideran que esta generación es emocionalmente frágil, otros argumentan que son el reflejo de las decisiones que ha tomado la sociedad y que su fragilidad está orientada hacia la empatía y la lucha por un entorno mejor.

Es importante evitar generalizaciones y estereotipos sobre los jóvenes de esta generación, ya que cada individuo es único y tiene sus propias fortalezas y debilidades. En lugar de etiquetarlos, es fundamental brindarles el apoyo y las herramientas necesarias para que puedan desarrollarse plenamente y enfrentar los desafíos que les depara el futuro.

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